22/9/09

Ponencia: ¿LO POPULAR ES MASIVO? UN DIFUSO TERRITORIO Lic. Darío Gutiérrez

"El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo.
Crearemos nuestra literatura, no conversando
continuamente sobre literatura, sino escribiendo en orgullosa
soledad libros que encierren la violencia de un 'cross' a la mandíbula".
Roberto ARLT

“¿Quién resistirá cuando el arte ataque?
L.A. SPINETTA


La presencia de categorías conceptuales con las que distinguir y discriminar las producciones culturales, no se hallan exentas de las intencionalidades ideológicas de los grupos sociales que las crearon, y de las épocas en las que fueron gestadas. Acceder a estas construcciones puede permitirnos trascender falsas oposiciones y dicotomías estériles. Con este objetivo se presenta el presente trabajo, con la intención de asomarnos a los procesos histórico-sociales que dieron origen a aquello que conocemos como lo académico, lo popular, o lo masivo. Si bien echaremos mano de ejemplificaciones del ámbito musical principalmente, por poseer mayor grafismo para comprender dichos procesos, estos resultan válidos para todo el espectro de producciones culturales.
Resultará pertinente ligar este estudio al proceso de surgimiento y evolución de las ciudades en el occidente europeo, dado que el componente urbano resulta medular a la conformación de nuestra matriz cultural, y al proyecto político, social, cultural y económico conocido como Modernidad, y que perdura hasta nuestros días.

LA ACADEE…, LA ACADEE…
El proceso de gestación del ámbito urbano resulta un conjunto complejo de fenómenos socio-económicos que comenzarán a sucederse alrededor del siglo XI de nuestra era, y que serán motorizados, no excluyentemente pero sí protagónicamente, por un ascendente y recientemente constituido (en términos históricos) grupo social. Su conformación, sintéticamente expuesto, estará dada por sectores de la población rural dedicados con destreza a una creciente actividad artesanal y posteriormente comercial, complementaria de su inicialmente precaria economía doméstica, pero que gradualmente se constituirá en su actividad principal. Dicho grupo social llegará a ser conocido como “burguesía” , y la dinámica que su actividad le brinde le permitirá un impensado ascenso social que lo aproximará, en lo económico, a la nobleza de sangre.
La gradualidad de dicho proceso ascendente, tendrá como norte a esa nobleza de linealidad sanguínea, y en especial a sus hábitos y costumbres. Dada la imposibilidad de acceder naturalmente al linaje nobiliario, y su correspondiente status social, la burguesía buscará encaramarse a esos espacios de poder por la vía económica, imitando el ampuloso nivel de vida de la nobleza, sus aficiones banales, y una estética de la ostentación. Esto traerá aparejado la tendencia al “espectáculo” (Romero; 2009), es decir a una exposición que genere un “reconocimiento” social, el cual no será más que una simulación de status, pero que implicará que para lograr identidad como grupo, ocupando un lugar alto en la pirámide social, se deberá ser reconocido por los signos visibles propios de dicho status.
Será el burgués renacentista, conjuntamente con la Iglesia, el encargado de patrocinar como donante o mecenas a la producción artística de la época, dado que la adquisición de la misma y su posterior exhibición tendrá un directo impacto en la elevación de su status. Pero el “volátil” y libre espíritu creativo del artista confrontará con los limitados criterios estéticos que estos marchantes se consideraban con derecho a exigir; para ello entonces se impondrá necesario el establecimiento de la Academia como institución reguladora de la creación artística.
El relativamente veloz ascenso económico del sector burgués, lo llevará a convertirse en el impensado recurso al cual acudir en épocas de estrechamiento de finanzas por parte, no solo de la ociosa nobleza, sino y en especial de las monarquías bajo las cuales actuaran . Prontamente entonces su presencia en las cortes será decisiva en cuanto al proceso que aquí estamos analizando. Desde allí se conformarán primero grupos de artistas plásticos y musicales, sostenidos económicamente por esa corte real, que establecerán las pautas de la creación; no siendo otras que las que ellos mismos realizaran, aunque con un alto grado de obsecuencia hacia sus benefactores . De ahí a institucionalizar dichas pautas en academias encargadas de transmitirlas y de custodiarlas, cabrá poca distancia.
Así establecido, el circuito de ascenso social burgués, se consolida al establecer el modo “correcto” de los usos y costumbres como así también de las pautas estéticas; institucionalizándolo en la Academia y en consecuencia monopolizando el parámetro de la creación y producción cultural. Ciertamente que el gran competidor de la burguesía en esta área será la institución eclesial, aunque la mutua dependencia y reciprocidad permitirán, no sin claras tensiones, la convivencia; en una época signada por el pensamiento humanista que colocará en un rol protagónico a lo secular.

LO POPULAR COMO DIFERENCIACIÓN
Ahora bien, en este punto de nuestro recorrido viene bien echar mano a algunas herramientas del “análisis del discurso”, que nos permitan comprender mejor este proceso cultural. El autor Eliseo Verón nos señala que en toda enunciación de carácter político (y a no tener dudas respecto de tal carácter en este proceso) resulta inseparable la construcción de un adversario que encarne exactamente los caracteres opuestos al discurso hegemónico, otorgándole a este mayor entidad. Es decir que “…todo discurso político estará habitado por un Otro Negativo, complementario este del Otro Positivo a quien dicho discurso estará dirigido” . Ese adversario discursivo deberá ser demonizado para acotarlo, reforzando así la entidad del discurso dominante; en tanto que este se asimila al modo “natural” de ser de las cosas. Es decir, cultura es lo que se hace desde la Academia, lo demás no logra ni siquiera dicho status. Señalemos aquí la adjetivación “culta” empleada como sinónimo de académico.
Por otro lado, esta construcción de un contradestinatario discursivo conlleva la intención de polarizar las posiciones en beneficio de la posición hegemónica, es decir colocar en el extremo opuesto del abanico cultural a cualquier discurso disfuncional de aquél que se ha tornado hegemónico, buscando captar posiciones intermedias , encapsulando cualquier desviación.
Con estas herramientas en mano, estamos en condiciones de inferir la necesidad identitaria de la burguesía al constituir una cultura académica, oponiéndole a esta una cultura no académica que refuerce a aquella demarcando mejor sus límites. Presenciamos aquí el surgimiento político-discursivo de lo popular, categoría esta no carente de una fuerte carga peyorativa que la desacredite, tornándola entonces funcional al discurso cultural hegemónico. Pero de todos modos no será hasta fines del siglo XVIII, en que de la mano del Romanticismo, con su invención de lo exótico y el surgimiento de los nacionalismos, lo popular ingresará a la cultura occidental de la mano de los folklores .
Si entonces Lo Popular resulta una construcción discursiva, cabe ahora preguntarnos por su correlato cualitativo: ¿resulta el arte académico cualitativamente superior al arte popular? Su respuesta requiere nuevamente de un recorrido procesual.
Para ello tomemos a modo de ejemplo el caso de la escisión producida en la música occidental con el surgimiento de los trovadores, formados “académicamente” en las escuelas parroquiales medievales , pero alejados de los cánones compositivos impuestos por la Iglesia; no en lo formal aunque si en lo literario, al incorporar en sus letras temáticas ligadas a lo cotidiano, al amor cortés (inaceptable para la moral de la época), y hasta a lo escandaloso (como los amores adúlteros, y lo relacionado con el sexo). El desarrollo musical posterior conllevará entonces una honda exploración de las posibilidades creativas, que no distinguirá entre popular o académico en cuanto a la complejidad y calidad compositiva. Diremos más, el territorio de la composición musical resultará fuertemente mixturado entre los extremos académico y popular, y mutuamente influenciado.
Encontramos otro buen ejemplo en el poema sinfónico “Carmina Burana”, cuya factura original data del siglo XIII siendo un conjunto de composiciones populares con temáticas hondamente escandalosas (aún para nuestros tiempos) compuestas y cantadas por los goliardos nórdicos y que el compositor Carl Orff compilara a principios del siglo XX con una estética claramente académica, con ciertos recortes pudorosos, aunque en lo formal apenas retocara las composiciones originales. Otro ejemplo en dirección inversa resultará el de Wolfang Amadeus Mozart, músico de corte con una vasta obra con temática picaresca, la cual será celebrada por el público habitué de la nocturnidad y de los teatros populares.
En definitiva, tanto Lo Popular como Lo Académico abrevarán en las mismas fuentes formales a la hora de elegir herramientas compositivas; pudiendo ambos ser capaces de alcanzar cimas sublimes u oscuros abismos. Ambos también contarán en su recorrido con la presencia de sectores tradicionalistas o innovadores según el contexto ; lo significativo aquí resultará ser el modo en que Lo Popular se apropie de este sitial en el que se lo ha colocado, y a partir de allí revierta, a fuerza de bravura, la carga peyorativa con que se lo estigmatizara. Aunque quepa señalar también aquí que el uso peyorativo de estas categorías, no solo posee direccionalidad desde lo académico hacia lo popular, sino que también resulta en sentido inverso, en tanto se reivindique a este último como el lugar de la “pasión”, lugar no “contaminado” por la racionalidad académica. Situación por demás insostenible si uno accede a la pasional obra de Beethoven, Mahler, y tantos otros.
Por lo tanto vemos entonces que la tensión no estará dada realmente por la calidad compositiva o de ejecución de cualquier exponente de ambos sectores, en tanto responden a categorías compartidas, y sobre todo a construcciones simbólicas de época. La disyuntiva entre popular y académico resulta falsa en estos términos. Uno no resulta necesariamente de menor valía cualitativa que el otro. La diferenciación es meramente discursiva y simbólica.

SER EN LA MUCHEDUMBRE
Ahora bien, hasta aquí hemos acompañado el proceso de surgimiento de las categorías académico y popular, como construcciones discursivas ligadas a intereses socio-económicos, pero sobre todo interdependientes entre sí. La una le confiere sustancia a la otra, permitiéndole existencia. La una comparte con la otra el mismo territorio de expresión, el mismo lenguaje formal, el mismo bagaje técnico. El artista entonces, popular o académico, se impondrá un sitial de acuerdo a su originalidad, a su capacidad de expresión, a la recreación que él mismo formule del bagaje disciplinario sobre el cual actúe.
Es momento entonces de dirigir la mirada hacia ese extenso campo denominado: Lo Popular, para observar allí también el surgimiento de una subcategoría discursiva que generará nuevas tensiones; estamos hablando de Lo Masivo.
Con el surgimiento de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XVIII, en el devenir de las ciudades también se operarán sustanciales cambios que nos permitirán comprender mejor este proceso. La afluencia masiva de sectores de origen rural a los ámbitos urbanos, atraídos por la oferta laboral que brindara el surgimiento de establecimientos fabriles, generarán nuevos modos de construcción de subjetividad, ligados a las formas en que lo cotidiano se desarrolle. La imposibilidad de dar respuesta a la explosiva demanda habitacional, generará en principio asentamientos precarios que posteriormente, y en un lento proceso, buscarán ser reemplazados por algún tipo de vivienda social; lo cual vendrá de la mano de gobiernos de corte fascista o stalinista (en el caso europeo), o gobiernos ligados al modelo de Estado Benefactor (en el caso americano). La característica serial de estas viviendas, sumado a la despersonalización creciente en términos de respuestas a demandas vitales de la población (palpable en la transformación que sufre el vecino convertido en “número” a la hora del reclamo por el servicio público insatisfecho), construirán subjetividades alienadas para quienes el otro no es más que un obstáculo a la hora de competir por un recurso o un servicio escaso, en términos de masividad urbana.
Sabemos desde el psicoanálisis, el rol fundante que cumple el otro y lo Otro , en la constitución del sujeto; pero si aquel queda inhibido de tal función el individuo buscará canales alternativos de construcción. Este tipo de subjetividad dará lugar a las denominadas multitudes solitarias (Romero; 2009), es decir inmensos colectivos de individuos que rehúyen a la interacción por percibirla como un riesgo, pero que en contrapartida crean una tendencia a participar de una supra identidad compartida, como si fuera la salida necesaria frente a la anterior restricción. Dicha identidad es la que se medirá en términos de masividad. Y reforcemos aquí el hecho de que esta construcción es esencialmente identitaria, es decir que la adhesión a estos espacios supra individuales, ofrece a los sujetos la posibilidad de constituirse como tales en relación a los otros.
Este espacio cultural masivo se caracterizará por una producción en serie, a gran escala y con estrecha ligazón a los medios de comunicación masiva , lo cual tendrá como componente esencial en términos de adhesión multitudinaria, al hecho de que sea un material fácilmente digerible, de una aprehensión sencilla y que no presente mayores complicaciones a la hora de la decodificación; o lo que en términos discursivos denominaríamos “carente de toda hipertextualidad”. La sobreabundancia de información, nos genera la tendencia a tomar aquello que resulte más fácilmente aprehensible.
Este tipo de cultura masiva buscará no apartarse de un pensamiento lineal, que por tal garantice la extensión discursiva y permita cierto tipo de manipulación extendida. El pensamiento lineal es aquel que sigue una lógica directa y progresiva, propia del individuo en edad escolar, y que tiende a explicar el mundo de un modo directo en relación con el cúmulo de experiencias del sujeto. Los pedagogos saben que este pensamiento debe ser complementado con el pensamiento lateral que es aquél que desarrolla la creatividad y el ingenio, otorgándole al individuo una nueva manera de apropiación del mundo, en términos de desarrollo de su autonomía y potenciación de la actitud creativa. El pensamiento lineal entonces, aislado de su contraparte, generará sujetos incapaces de percibir la realidad en el conjunto de sus relaciones, tendiendo a explicarla no más que como una secuencia lineal de información; siendo esta a su vez provista por una figura de autoridad (político, dictador o medio masivo de comunicación), cerrando así el círculo interpretativo . Nos topamos aquí con producciones culturales de baja factura, cuya finalidad distractora todos aceptamos como garante de una distención que la cotidianeidad urbana nos impone. La tensión surge al momento de constituirse estas producciones en la única alternativa cultural que percibimos y, lo que es peor, de la que somos capaces.

CON LA ACTITUD DEL DEMIURGO
Luego de este recorrido por la génesis de algunas categorías conceptuales que dividen a la producción cultural contemporánea, es momento de elevar la mirada por sobre esta estéril discusión, y repensar nuestra actividad docente cuya principal función social se nos ha dado definida en términos de “transmisores de cultura”. Sería un error conceptual caer en la trampa discursiva de preguntarnos sobre cuál de estas categorías culturales es la que merece ser transmitida.
Tal vez una instancia superadora resulte la de asumirnos no solo como transmisores, sino y en especial, como productores de cultura. Dicha actitud nos reconecta con la actividad creativa, tan ausente en nuestras aulas, vastamente atravesadas por el pensamiento lineal y sus actividades redundantes. Pero ¿qué significado adquiere la creatividad en una sociedad encasillada en el rol de consumidora ?
La conexión con la actitud creativa resultará nodal a la hora de pensar en una sociedad de sujetos autónomos, capaces de vislumbrar caminos nuevos por donde transcurra la vida de la polis, superadores de viejas y engañosas tensiones o dicotomías sociales, posibilitados de percibir el trasfondo de la realidad aparente y su red de conexiones. La vivencia de esa experiencia creativa resulta basal en la constitución de una subjetividad integrada. El físico teórico David Bohm asimila la actividad creativa no solo a la actividad científica, sino que es capaz de percibir un común denominador entre ciencia y arte al señalar que dicha actividad nos aproxima a la comprensión de …”una cierta unidad, totalidad o integridad que constituye una especie de armonía que se percibe como hermosa”. Es decir que nos coloca directamente frente a la existencia de nuevos, y cada vez más abarcadores, ordenes de existencia en los cuales la vida se desarrolla y se inscribe. Nos torna capaces de establecer relaciones cada vez más amplias, reduciendo el espacio para el pensamiento egocéntrico e individualista, en la medida en que comprendemos que la vida se inscribe en una serie infinita de sistemas de relaciones que no la agotan o empobrecen, sino que por el contrario la amplían, enriquecen y la dotan de nuevas significaciones al ampliar el sistema de relaciones.
Un sujeto capaz de decodificar la metáfora artística es un sujeto capaz de leer la realidad en su profundidad, más allá de lo aparente. El proceso de completamiento al que nos vemos compelidos frente a la experiencia estética, esto de “completar” lo que la obra esboza, desentrañar el mensaje posible detrás de la metáfora (literaria, musical, pictórica, fotográfica…), nos sumerge en la experiencia misma de la creación y nos coloca en un privilegiado sitial de comprensión del sistema de relaciones en el que la cosa, y nosotros mismos, estamos inmersos. Un sujeto así formado puede leer la realidad accediendo a la profundidad de sus relaciones, ya no solo desde la superficialidad que pinten, por ejemplo, los medios de comunicación.
El compositor argentino Gerardo Gandini cuenta que para él la creación…”es una cosa misteriosa, las ideas me aparecen como sensaciones, sin notas, una nebulosa que durante el proceso de composición de la obra se va aclarando, y cuando se aclara del todo la obra está terminada. Es una especie de iluminación budista, donde el fin es la iluminación misma. El objetivo es iluminarse, pero iluminarse no es nada. El 2º Movimiento de la 2ª de Schumann, o el comienzo de la 3ª, no son actos de reflexión, ni actos voluntarios. Yo soy ateo pero tengo que admitir que esos momentos parecen dictados por una voluntad superior.” . Para el plástico alemán Joseph Beuys, el artista es un demiurgo que transforma la forma en comunicación. Es aquí entonces donde percibimos los alcances pedagógicos del acto creativo, en tanto nos enseña a comunicarnos en un contexto cultural masificado que nos compele al aislamiento.
Solemos no expresarnos por temor a no lograr alcanzar la convención (“desafino, no soy artista, de esto no entiendo nada”…). La música primitiva allanaba la participación dado que era comunitaria, no individual, de modo que los pretendidos “errores” quedaban disueltos en la experiencia grupal; permitiendo así una expresión menos rígida. Miles Davis nos liberará de este estigma al sostener aquello de …”no temas a los errores, simplemente no existen”. El juego ligado a la búsqueda creativa resultará una buena opción. El psicólogo Carl Gustav Jung nos dirá que …”la creación de algo nuevo no se realiza con el intelecto, sino con el instinto del juego que actúa por necesidad interna. La mente creativa juega con el objeto que ama” . La actitud lúdica podrá ser entonces la puerta de ingreso a la actividad creativa, a la conexión con dicha experiencia que, a no dudar, construye sujetos autónomos y protagonistas.
Reconectarnos, cada uno de nosotros (alumnos y docentes) con la actitud creativa, implica sondear en aquello que nos apasiona, asumiéndolo como un modo de expresión: ¿qué puedo decir con las fotos que saco, con los textos y poemas que escribo, con el instrumento que toco, con los dibujos que hago..? En esta línea de pensamiento Julio Cortázar nos dirá que…”lo importante es el juego porque es un ritual, una ceremonia. La literatura será en ese sentido mi campo de juego. Juego al escribir, pero juego en serio… y tal vez sea un juego mortal”. No nos hemos aventurado en el territorio de la creación porque nuestra educación ha transitado por otros carriles; pero ha llegado el momento de preguntarnos seriamente ¿qué sucederá cuando el arte ataque?

“La Ética es un esfuerzo creador
consistente en poetizar la vida hasta
convertirla en obra de arte”
NIETZCHE

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

• BOHM, David (2001) Sobre la creatividad, Kairós, Barcelona
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• FISCHERMAN, Diego (2004) Efecto Beethoven. Complejidad y valor en la música de tradición popular, Paidós, Buenos Aires
• GUZMÁN, Jaime Yanes (2009) Las trampas del pensamiento lineal ,
• HOBSBAWM, Eric (2007) La era de la revolución 1789-1848, Crítica, Buenos Aires
(2006) Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires
• LE BRETON, David (1995) Antropología del cuerpo y Modernidad, Nueva Visión, Buenos Aires
• ROMERO, José Luis (2009) La ciudad occidental, Siglo XXI, Buenos Aires
(1979) La revolución burguesa en el mundo feudal , Siglo XXI, México
• VERÓN, Eliseo (1993) La semiosis social, Gedisa, Barcelona

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