22/9/09

Ponencia: ENTRE PUTAS Y TANGOS Eduardo José Oyola


Conventillo de Buenos Aires en 1904. Vivían allí más de 500 personas



prostíbulo del siglo XIX



Llegada de inmigrantes al puerto de Buenos Aires a fines del siglo XIX.





El origen del tango nos ha llevado a lo largo del tiempo por diferentes sendas. La discusión sobre la definición de un espacio y un tiempo determinado en su génesis ha sido objeto de interminables discusiones que parecieran nunca llegar a tomar una dirección. Tal vez esto suceda porque no hubo un momento exacto donde el tango surgió súbitamente sino que, como la mayoría de las manifestaciones populares, el tango fue parte de una construcción de identidad de cientos de miles de inmigrantes que llegaban a la Argentina en busca de un país que los hospede. Aquí planteo pensar el origen del tango como un emergente que esta necesariamente ligado a las condiciones sociales y políticas que se vivían en la Argentina hacia finales del siglo XIX. A partir de allí se gestará un tango entre putas e inmigrantes pobres e incultos que luego serán objeto de políticas higienistas que lo reconducirán por otra vía.


No es la intención de este trabajo realizar un minucioso estudio historiográfico sobre la Argentina, pero creo de vital importancia destacar algunos aspectos que considero son importantes para poder vislumbrar el medio en el cual se encontraba el país al momento de la gestación de los primeros tangos.

Los ejes sobre los cuales realizaré especial énfasis serán: lo extranjero, los procesos de inmigración, la prostitución en Buenos Aires y las políticas higienistas.

El tango proviene de lo extranjero. Allí se encierran muchos misterios, entre ellos, el origen de la misma palabra. Diferentes teorías nos conducen por diversos caminos: algunos señalan que la palabra tango deriva del vocablo tang proveniente del continente africano que significa palpar, tocar, acercarse. Tango en castellano es también considerado un derivado de tanguir que en español antiguo equivale a tañer, y de tanguere, o sea, tocar en latín. En la colonia, los negros denominaban tangó a los parches de sus instrumentos de percusión. Sea cual fuere la versión, todas ellas coinciden en que provienen del extranjero. Los ritmos de los cuales de dice deriva el género, en su mayoría proceden de del exterior: la música habanera, el candombe, el tango andaluz, el chotis y la milonga campera. No importa cual es el padre de tango, tal vez sean todos estos ritmos que se fusionan y se entremezclan para dar lugar a algo nuevo. Tal como sucede con los inmigrantes.

El tango esta teñido de extranjero. Extranjeros que llegan a Buenos Aires a apropiarse del tiempo y del espacio. La fuerte ola inmigratoria que se observa a lo largo del siglo XIX (especialmente hacia fines de este siglo) es una clara muestra de esto.

Gobernar es poblar
Juan Bautista Alberdi, 1852

Probablemente las bases de Juan Bautista Alberdi y la ley 817 de inmigración y colonización promovida por el presidente Nicolás Avellaneda, sean un buen antecedente para comprender la antesala en la cual se constituye la sociedad donde el tango se asoma entre una multiplicidad de miradas y lenguajes.
Ya a principios de 1800 Alberdi sitúa a la Argentina como un país donde todo es europeo y donde sus palabras parecen estar cargadas de un deseo que pronto se cumplirá: “En América lo que no es Europeo es bárbaro: no hay mas división que esta: 1° el indígena, es decir, el salvaje; 2° el europeo, es decir, nosotros los que hemos nacido en América y hablamos el español, los que creemos en Jesucristo y no en Pillán (Dios de los indígenas)”. La ley Avellaneda genera praxis impulsando el ingreso de extranjeros a la Argentina, creando condiciones que eran muy bien acogidas, especialmente por los europeos que intentaban huir de un continente industrializado y en crisis. En busca en un porvenir más prometedor, hacia fines del siglo XIX ya con Julio Argentino Roca en la Presidencia, cientos de miles de europeos arriban al puerto de Buenos Aires: italianos, españoles y franceses ingresan masivamente por el Río de la Plata. El gobierno deseoso de ocupar aquellas tierras “desérticas” con europeos cultos y trabajadores, se encuentra con un panorama inesperado: europeos pobres y analfabetos. Una Buenos Aires cosmopolita, una babel sin límites: yirantas ocupando las calles, extranjeros deambulando de aquí para allá sin un lugar donde estar: extranjeros a la tierra, a las costumbres y a los modos. Un entramado de relaciones se comienza a entretejer gestando una nueva ciudad. Un espacio y un tiempo nuevo en el cual el extranjero atraído por la hospitalidad prometida, se apropia del nuevo mundo.

Entre 1870 y 1910 el crecimiento de la prostitución en Buenos Aires es notable. Domingo Faustino Sarmiento encuentra en el año de su muerte un panorama inesperado: 239 escuelas, 16 templos religiosos y 6.000 prostíbulos. Asimismo Andrés Carretero señala que hacia 1889 unas 30.000 putas se podían encontrar Buenos Aires ejerciendo el oficio. Sexo en cada esquina, un ambiente que está impregnado en la sociedad y que no es ajeno a nadie que habite ese suelo, ni siquiera a las clases mas pudientes. Cuenta Gustavo Varela en su libro “Mal de tango” que […] Julio Argentino Roca, aquel que ofrecía un patacón por la oreja de un indio, le regaló una estancia a una prostituta por los beneplácitos que podía ofrecerle; Eugenio de Cambaceres, diputado nacional y después escritor, se enamoró y se casó con una bailarina italiana –inconveniente por ser bailarina y por ser italiana – a la que llamaban despectivamente “la Bachicha”; Hipólito Yrigoyen, el único presidente soltero de la historia argentina, tuvo su único hijo con una prostituta de origen suizo […]. Nada extraño para la época. ¡En Buenos Aires había 6.000 prostíbulos! Es impensable que semejante numero de casas de tolerancia y oscuros lupanares sean sostenidos por obreros pobres cuyo jornal rondaba el $ 1, 50 mientras que un servicio costaba alrededor de $ 3.-


Buenos Aires está en ebullición. La discusión sobre el ámbito en el cual se origina el tango ha sido presa de interminables discusiones. Héctor y Luis Bates escriben “Historia del tango” en 1936. Ellos sostienen que el ámbito en el cual se halla la génesis de los primeros tango es el prostibulario. En contraposición, Hugo Lamas y Enrique Brinda en “El tango en la sociedad porteña 1880-1920” desestiman la teoría de los Bates por falta de rigor histórico y sostienen que si bien los prostíbulos existían, el tango era un genero aceptado socialmente. Sin embargo es llamativo cómo éstos últimos nombran incesantemente el lugar y la importancia de las academias de baile (prostíbulos encubiertos) a los largo de los primeros capítulos que justamente refieren a los inicios.

El escenario habla por sí mismo: extranjeros merodean sus calles con el deseo de establecerse, formar una familia, conseguir lo que no han logrado en sus tierras natales, una nueva clase asoma y pretende establecerse. Tal vez algo de anhelo, pero no hay tristeza, el ambiente es festivo, alegre y desenfrenado. Entre europeos que deambulan de aquí para allá y putas francesas se escuchan los primeros tangos. Entre ellos se oye “El entrerriano”, unos de los primeros tangos conocidos. Tango que se atribuye a Rosendo Mendizábal, pero que en realidad según el poeta Raúl González Tuñón fue escrito originalmente por Ernesto Poncio, quien fue condenado a cadena perpetua y antes de cumplir su condena le encarga a Mendizábal que realice algunos arreglos a aquella composición. ¡Como no entregárselo a otra persona! El primer tango escrito por un reo, inconveniente para la elite gobernante que no quitaba su mirada del tango y de quienes lo habitaban.
Entre estos primeros tangos también se dejaban oír las composiciones de Ángel Villoldo, tango desfachatado si los hay:
Voy a contarles señores, la historia de Baldomero
el más grande putañero rompe virgo bufarrón
el más grande compadrón que hasta hoy se ha conocido
el canfinfle más temido de todos los alcahuetes
y el que más de mil ojetes, con su poronga ha partido.
A Baldomero macana que así le dicen por mote
le ha quedado ya el chipote “hechura de novedades”
pues tantas enfermedades el infeliz ha sufrido,
que el bicho se le ha comido de tantas operaciones
y no son ya sus cojones ni sombra de lo que han sido.

El estuvo en el Brasil y a un brasilero Fonseca
le hizo saltar la buseca de un pijazo que le dio.
el órgano le dejó todo roto y desinflado
y se vino disfrazado al pueblo de Canelones
enseñando los cojones y con el culo engallado.

El estuvo en Montevideo cerca de catorce meses
lo pudrieron veinte veces, era una calamidad.
pues de tanta enfermedad y de tantas purgaciones
se le hincharon los cojones y tuvieron que operarle
para de adentro sacarle, un quintal de pudriciones.

El no ha perdonado putas, ya sean malas ya sean buenas
rubias, blancas y morenas a todas las ha manyado.
el culo le ha desvirgado una noche a su comadre
cogió a la hermana y al padre, y en el colmo del placer
no teniendo a quien joder, un día se cogió a su madre.
Aquí no hay tristeza ni melancolía. El ambiente es de desenfreno total y absoluto. La moral que se deja entrever nada tiene que ver con valores católicos y burgueses. No hay institución: familia, valores o encuadres fijados por normativas, allí todo es fiesta. No hay culpa por violar lo que podría estar establecido, se observa una especie de instinto que solo se deja llevar por su deseo y no por otros valores. La madre aparece como una figura diferente a la que se verá luego en los tangos posteriores a 1917 cuando se escuche en las letras: “pobre mi madre querida, cuanto disgustos le he dado”.
Muchos tangos de este tipo aparecen en esa época; algunos títulos son los siguientes: Va Celina en punta, Tocámelo que me gusta, Se te paró el motor, Metele fierro hasta el fondo, Dejalo morir adentro, El movimiento continuo, Afeitate el 7 que el 8 es fiesta, Viejo encendé el calentador, Date vuelta, Empujá que se va a abrir, La c...de la l..., Pan dulce, Tomame el pulso, Mordeme la oreja izquierda, Aura que ronca la vieja, El fierrazo, Tocalo más fuerte, Qué polvo con tanto viento, Hacele el rulo a la vieja, Sacudime la persiana, ¡Al palo!, Dos sin sacar.

Tangos sin límites, instrumentales, en los que solo se observa el carácter despilfarrado de un ámbito que aloja al género. Junto a estas letras es también posible identificar algunos otros títulos compuestos por Ángel Villoldo: El soldado de la independencia, sargento Cabral o una declamación dedicada a José de San Martín. No resulta extraño para la época que tangos que refieren a temáticas tan diferentes se encuentren en un mismo espacio y tiempo: por un lado la apertura del puerto de Buenos Aires recibía cientos de miles de inmigrantes europeos, pero por otro era necesario establecer un nacionalismo que se imponga y que no traspase el límite. De allí que comienzan a aparecer estos primeros tangos con títulos de próceres en pos de afianzar una identidad Argentina deseada por las élites que gobernaban la Argentina.

UN GIRO ESPERABLE.

Hacia fines de 1800 el tango parece comenzar a instalarse en Buenos Aires. Entre sus concurrentes circula un fuerte aroma a sexo, despilfarro y descontrol. Una ciudad fuera de control, inundada de inmigrantes incultos y yirantas, proxenetas y travestis europeos que han tomado sus calles. Esa misma clase política que regala estancias y que se vincula con putas europeas comienza a querer marcar territorio. La Argentina precisa orden, es necesario comenzar a reglamentar e higienizar el ambiente. Para ello, se montará todo un mecanismo de control y normativas que se impulsará en Buenos Aires a través de reglamentaciones que atravesarán desde las casas de tolerancia o academias hasta llegar a reglamentar la danza de tango misma. Los medios para llevar a la práctica este objetivo no solo serán las fuerzas policiales y las leyes promovidas por el gobierno, sino que se observará una fuerte presencia de la novela de corte naturalista, cuyos exponentes serán Manuel Gálvez, el mismo Eugenio Cambacéres y Antonio Argerich, entre otros. Allí se podrá observar un discurso que ubicará al extranjero y al tango mismo en un plano descalificante, donde se deja entrever necesidad de que la realidad tome un giro y se transforme. Ya en 1887, en la novela "En la sangre" de Eugenio Cambaceres pinta un cuadro del extranjero que, por el solo hecho de serlo, pareciera ser etiquetado de deshonesto y trepador, y donde se vislumbra que su origen es la causa de todos los males que le ocurrirán a él y a quienes lo rodean.

Hacia 1910 en el aniversario de la patria, Manuel Galvez escribe en el Diario de Gabriel Quiroga:

“(...) Tenemos ahora el tango, producto del cosmopolitismo, música híbrida y
funesta. Yo no conozco nada tan repugnante como el tango argentino. El tango
argentino tiene poquísima relación, o casi ninguna, con el originario tango
cubano. Éste es voluptuoso, muelle, sensual, y su ritmo de trópico, lleno de
perezas y languideces, nos mece como una hamaca. El tango nuestro poco tiene
de sensual. Su baile es grotesco fuerza de actitudes torpes y ridículas y significa
el más alto exponente de la guaranguería nacional. La música del tango ha
penetrado en las más elevadas clases sociales; y en todas partes, absolutamente
en todas partes, uno oye como un castigo esa música fea y antiartística,
prodigiosa en guaranguería y lamentable síntoma de nuestra desnacionalización.
Cuando el argentino se emborracha le entra por hablar en ‘malevo’, por cantar
‘La morocha’ o ‘El choclo’ y por hacer odiosas posturas de compadrito orillero.
Todo esto me parece muy natural. Su borrachera guaranga necesita exteriorizarse
en una música y en un baile que son específicamente guarangos.”

A partir de aquí tendrá que sobrevivir el más apto o adaptarse a las nuevas normas. El tango higienizará el prostíbulo. Aparece como una necesidad de la élite gobernante moralizar lo que tenía carácter alegre y festivo. Se produce un quiebre y de aquellos títulos desfachatados como Metele fierro hasta el fondo se pasa a 9 de julio. El tango se exporta a París, y comienza a observarse una tensión, una lucha de fuerzas entre el RECHAZO (por parte de las clases gobernantes) pero al mismo tiempo ACEPTACIÓN. El tango aloja a la "barbarie", pero parece que esta vez no es la idea eliminarla, sino transformarla, higienizarla: de la puta a la prostituta; ya no más prostíbulos, ahora cabarets (y de los buenos)
Un dato curioso es el reglamento de baile que escribe Nicanor Lima alrededor de 1916 donde se establece un método, una forma de bailar mas ordenada, un baile liso con una coreografía y un abrazo definidos. El baile pierde ese carácter de improvisación y erotismo para pasar a ser orden.

El giro que tomará el tango lo llevará a desembocar sobre Mi noche triste (1917), el primer tango canción para luego continuar por esa senda camuflada de moral y donde esos primeros tango como la Historia de Baldomero quedarán echados al olvido para transformarse en letras que hablarán de valores tales como construir una familia, un hogar y se ocuparán de defenestrar a la aquellas muchachas mal opinadas y aquellos reductos de mala muerte, quienes serán las culpable de los desvíos y tentaciones que pudiera tener la gente bien.



BIBLIOGRAFÍA

- VARELA, Gustavo. “Mal de Tango”. Editorial Paidós. Buenos Aires 2005.
- VARELA, Gustavo. Seminario de pos grado “Tango: historia y genealogía política”. FLACSO 2008.
- CARRETERO, Andrés. “Prostitución en Buenos Aires”. Editorial Corregidor. Buenos Aires 1998.
- BJERG, María. “Historia de la inmigración en la Argentina”. Editorial Edhasa. Buenos Aires 2009.
- LAMAS, Hugo & BRINDA, Enrique. “El tango en la sociedad porteña 1880-1920”. Editorial Abrazos. Buenos Aires 2008.
- ALBERDI, Juan Bautista. “Bases” (1852). Editorial Terramar. 2007
- SABATO, Ernesto. “Tango, discusión y clave”. Editorial Losada. Buenos Aires 1965.
- CAMBACERES, Eugenio. “En la sangre”. Editorial Colihue. Buenos Aires 2007.
- LOPEZ, Lucio Vicente. “La gran Aldea”. Editorial Longseller. Buenos Aires 2007.
- BATES, Hector & BATES, Luis. “Historia del tango” (1936). Buenos Aires.
- ARGERICH, Antonio (1884). ¿Inocentes o culpables? Editorial Hyspamérica. Buenos Aires 1984.
- BOTANA, Natalio & GALLO, Ezequiel. “De la República posible a la República verdadera (1880-1910). Editoriales Espasa calpe/ Ariel. Buenos Aires 1997.
- BORGES, Jorge Luis (1930). “A Evaristo Carriego”. Obras completas. Editorial Emecé. Buenos Aires 1984.
- SELLES, Roberto. “La historia del tango – Los poetas”. Cap. “Antes y después de Contursi”. Editorial Corregidor. Buenos Aires 1880.
- CAMPO, Javier. “Galvez y el tango”. Apunte de cátedra Seminario de pos grado “Tango: historia y genealogía política”. FLACSO 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario